Poesía murguera en 22 retiradas
“The Big Show: el peor espectáculo de la historia” fue el titular de una idea que me encantó de pique. Lo relativo del éxito y el fracaso, la previa y el post, la fantasía y la realidad, la participación fundamental del espectador en el hecho comunicativo, los oídos receptores de los que hablaba Jorge Lazaroff. Todo ello en esta despedida de año electoral, que tiene una de las bajadas que más me gusta.
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El Club de los Malos Modales abrió sus puertas para el carnaval 2019 y necesitaba una despedida. Siempre perdemos algo en la vida, y lo acumulamos en nuestra propia galería de objetos perdidos. Lo perdido necesariamente nos genera una nueva situación, que contando con el ingrediente de una actitud positiva, se vuelve cambio, beneficio, encuentro. Y de eso habló esta retirada, de la nostalgia de lo perdido y la esperanza de lo encontrado. Sobre el final quedó una estrofa y un verso de Pablo Porciúncula, que me habían gustado mucho y calzaron perfectamente.
A fines de 2015 Camilo Fernández, a quien no conocía, me pidió que “le diera una mirada” a la retirada 2016 de Las Cabras. Me encantó y no le sugerí ningún cambio. Casi dos años después, el 23 de agosto de 2017, me contacta Martín Mazzela y terminamos tomando unos mates en mi casa y hablando de carnaval. Allí supe de las ideas que estaban trabajando, y que la retirada no estaba escrita aún. Quedó flotando esa información durante un par de días hasta que me ofrecí “sin compromiso” a garabatear alguna cosa sobre una preciosa música de Pablo Porciúncula que ya estaba pronta. Y así, viví una nueva “pequeña revolución” en mi vida, e iniciamos un proceso que continúa y que me vincula a un grupo espectacular de gente joven que ama la murga y trabaja mucho y muy bien. Gracias Cayó la Cabra!
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Escribir esta retirada fue otro gustazo. Toda la vida, el “Chirola” Enrique Barrera, nos acompañó en el grupo de la murga. Primero con Contrafarsa, luego con La Cofradía. Un enorme valor humano. Por eso “Chirola de oro”. Al escribirla, recibiendo datos de su familia y amigos, me di cuenta lo poco que sabemos muchas veces acerca de gente que tenemos al lado. Creo que con esta retirada todo el grupo se sintió muy identificado, y cumplimos con una deuda de gratitud hacia el compañero.
Este año me saqué el gusto de intentar rendirle un homenaje a todos los compositores y compositoras uruguayas, incluyendo citas de canciones que me gustan muchísimo. Al hacerlo sentí que la retirada ya estaba escrita, colectivamente, por todos nuestros artistas y quizá por eso lo del nombre: “La última retirada”. Fue un placer personal recopilar esas frases queridas y darle forma de retirada de murga. Un pequeño tributo a todo lo que he recibido durante toda mi vida.
Esta es mi primer retirada escrita para ese hermoso proyecto que fue La Cofradía. Nunca más justo un nombre. La Cofradía nos permitió juntar generaciones diferentes en un mismo grupo y en el barrio natal de Contrafarsa. Elegimos el tema de “Lo que queda en el tintero” y cada integrante escribió sus asuntos pendientes. Me tocó la tarea de recopilarlo y armar esta retirada que se terminó a 10.000 mts.de altura sobre el Océano Pacífico retornando de una misión a Corea del Sur relacionada con mi actividad laboral de ese momento.
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Esta retirada pone la mirada en un “Niño especial”, como hay tantos. Un niño diferente a lo “normal” pero que tiene su propia normalidad porque así lo ha querido la vida, y de esa manera hay que vivir. Está inspirada en, y dedicada a mi primo Gustavito. Cada vez que la escucho, disfruto de la voz de Carlos Melgarejo hablando de “misterios del cerebro que lo hacen ser un genio”, y no puedo evitar pensar en todo lo que este amigo le ha dado a la murga a lo largo de su vida.
Escrita también desde Brasil, esta retirada no está en dimensión temporal como la anterior, sino en dimensión geográfica. Es sin duda autobiográfica, yo también era una parte de esos “Marcopolos made in Uruguay”. Tuve la enorme alegría de poder trabajar un fin de semana entero con un fenómeno del Carnaval y trabajador de la humildad como Diego Berardi, quien viajó especialmente a San Pablo y cumplió con su objetivo: armar la retirada musicalmente en dos días. Un goce.
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Capaz que si me preguntan por mi preferida, elijo ésta. Yo estaba lejos, en Brasil, y quizás eso me ayudó para mirar a la distancia, y en medio de la crisis más jodida de las últimas décadas, prender las luces largas –como dice un amigo-, mirar por arriba del muro, y soñar con un país diferente. Esta retirada –“2016”- representa de manera bastante fidedigna mi visión sobre lo que me gustaría que fuera el Uruguay. Ese número fue elegido por razones varias, de métrica, de rima, de distancias temporales con el 2003 y también numéricas: 16 es la cuarta potencia de 2. Y el 32 es mi número. Pavadas de Contador.
Primeros Premios en el Concurso Oficial obtenidos por las Murgas referidas:
Nominaciones y premios obtenidos por las retiradas referidas:
Al “barrio de película” que fue la actuación de 2002 le faltaba una pieza fundamental. La murga estaba chueca. Hacía pocos meses había fallecido, muy joven, un compañero entrañable como pocos, un mágico de los platillos, uno de los nuestros: Schubert Gioscia. El dolor que provocó su partida y el agujero de su falta parieron esta retirada que tiene un poco de todos nosotros: “Legado de un murguero”. Fue nuestro tributo, incompleto, con la inútil intención de devolverle sólo un poquito de lo que Schubert nos dio en vida. Ese lugar que quedó vacío, fue gallardamente cubierto por otro de los de la casa, Batata Cánepa, que lo ocupó con brillantez, humildad y respeto.
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En el 2001 el tema fue la familia: “Contrafarsa es una gran familia” decía la murga. Al final de tanta cotidianeidad, la familia se mudaba, a otra casa, a otro barrio, a otra vida. “La mudanza” (que en algún momento fue “Carta de amor de un murguero a una mujer”) surgió sobre la marcha, a pocos días del arranque de Carnaval y tiene un par de estrofas aportadas por Hugo Bardallo y Pitufo Lombardo.
La actuación de Contrafarsa de este último año del segundo milenio fue “El tren de los sueños”. Ese tren, que recorría varias estaciones, terminaba en una frecuentada por un personaje que todos conocemos, aunque nunca lo hayamos visto: “El loco de la estación”. Los dejo con él.
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La retirada de Contrafarsa 1999 se pregunta: “¿Qué hacen los murgueros entre Carnaval y Carnaval?”. Un montón de cosas tan increíbles como naturales. Bueno, algunos de ellos tienen pretensiones de editar libros, y a veces lo logran. También a veces consiguen publicar un blog para lo que cuentan con la ayuda de mucha gente.
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En 1998 se completa la trilogía con “El murguero más viejo del mundo”. Y me parece que es así porque pueden encontrarse en estos tres años, referencias escondidas en la letra de cada retirada con relación a las retiradas anteriores. De todas formas, siento que la retirada “del viejo” fue una de las mejor logradas. La música final –la de la bajada de la murga- y también la letra, es composición de Eduardo Pitufo Lombardo.
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